La terapia física es una disciplina de la salud, que se dedica a maximizar el movimiento y la capacidad funcional del cuerpo. Por esta razón, es considerada como una herramienta vital para que el paciente se pueda recuperar de una lesión o cirugía. Esta se basa en la ciencia del movimiento humano y utiliza una variedad de técnicas, incluyendo ejercicios terapéuticos, masajes, estiramientos, por mencionar algunas. Su objetivo principal es restaurar la movilidad, reducir el dolor, mejorar el equilibrio y la fuerza, y aumentar la calidad de vida de las personas.

¿Por qué iniciar la terapia física?

Comenzar la terapia física es una decisión proactiva para la salud. Aunque, la mayoría de las personas asocian la terapia física con la recuperación de un evento traumático, como un accidente automovilístico o una lesión deportiva, la realidad es que hay muchas otras razones por las cuales las personas pueden beneficiarse de este tipo de tratamiento.

Una de las razones más destacadas, es el dolor crónico. El dolor de espalda, de cuello, o de rodilla, que son los más frecuentes en los pacientes, y pueden ser incapacitantes y afectar significativamente la calidad de vida de quien lo padece. La terapia física puede ayudar a identificar la causa subyacente del dolor y desarrollar un plan de tratamiento personalizado para aliviarlo y prevenir su reaparición. También es fundamental para recuperarse de una cirugía, ya que ayuda a restaurar la fuerza y la movilidad en la zona afectada.

Por otra parte, la terapia física es una herramienta valiosa para manejar condiciones neurológicas como el accidente cerebrovascular (ACV) y la enfermedad de Parkinson. En estos casos, la terapia ayuda a mejorar el equilibrio, la coordinación y la función motora, lo que permite a los pacientes el poder mantener su independencia por más tiempo.

Por último, la prevención de lesiones es otra razón relevante, para considerar la terapia física. Los terapeutas físicos pueden evaluar los patrones de movimiento y la postura de un individuo para identificar posibles debilidades o desequilibrios musculares. Una vez hecha esta evaluación, el especialista podrá crear programas de ejercicios personalizados, los cuales ayudarán a fortalecer el cuerpo y reducir el riesgo de lesiones futuras para el paciente, especialmente si se trata de atletas o personas con trabajos físicamente exigentes.

Información importante que debes saber antes de empezar

Antes de iniciar cualquier tratamiento, es ideal conocer y considerar algunos principios básicos, que guiarán todo el proceso de recuperación, y que van a permitir obtener el máximo beneficio de la terapia física, durante todo el viaje de sanación.

No esperes a que tu cuerpo llegue al límite

Quizás, el error más frecuente en los pacientes, es esperar hasta que el dolor sea insoportable o la lesión sea tan grave que logre interferir con las actividades diarias. Una intervención temprana es crucial para una recuperación exitosa. Es importante escuchar el cuerpo, y reconocer que el dolor es una señal de que algo no está bien, y cuando se ignora, puede evolucionar a un problema más complejo y difícil de tratar.

La terapia física temprana puede acortar el tiempo de recuperación, así como el riesgo de complicaciones y evitar la aplicación de tratamientos invasivos, como la cirugía. Si el dolor es persistente, genere incomodidad o limite el movimiento, es el momento de consultar a un especialista. La rehabilitación temprana puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y una limitación a largo plazo.

El reposo total no es una solución

Aunque el reposo es una parte necesaria de la recuperación inicial, el reposo total y prolongado puede ser perjudicial. Tradicionalmente, se recomendaba el reposo absoluto para casi todas las lesiones, pero la investigación ha demostrado que esto puede llevar a la atrofia muscular, la rigidez articular y la pérdida de la capacidad funcional.

La inmovilidad prolongada puede debilitar los músculos y los ligamentos, lo que a la larga, va a dificultar la recuperación. Un terapeuta físico puede guiarte a través de un programa de ejercicios de bajo impacto que promueve la circulación sanguínea, reduce la inflamación y fortalece los músculos alrededor de la zona afectada, lo que permitirá la nutrición de los tejidos, la prevención de la formación de tejido cicatricial excesivo y favorecer la flexibilidad de las articulaciones.

El cuerpo tiene memoria

Nuestro cuerpo tiene la increíble capacidad de adaptarse y recordar patrones de movimiento. Aunque esta cualidad no siempre es beneficiosa. Después de una lesión, el cuerpo puede adoptar patrones de movimiento compensatorios para evitar el dolor. Un claro ejemplo es, cuando una persona presenta un dolor en la rodilla, es muy común que esta persona empiece a cojear para no cargar peso en la pierna con dolor.

Con el tiempo, estos patrones compensatorios se vuelven automáticos, incluso después de que la lesión inicial se haya curado. Esto puede llevar a problemas en otras áreas del cuerpo, como dolor de espalda o cadera al modificar posturas. La terapia física puede ayudar a reeducar al cuerpo y a restablecer los patrones de movimientos correctos y eficientes.

Consejos para una terapia exitosa

Si has decidido iniciar terapia física, te invitamos a poner en práctica estos consejos y obtener el máximo beneficio de la fisioterapia.

  • Sé proactivo. Antes de la primera cita, sería de gran utilidad anotar tus síntomas, cuándo empeoran o mejoran, qué medicamentos o suplementos estás tomando. Toda esta información es valiosa para que el fisioterapeuta comprenda tu situación y personalice tu tratamiento.
  • Vístete de forma adecuada. Usa ropa cómoda y suelta para que te puedas mover con libertad. Así la terapia será más agradable y efectiva, porque el terapeuta podrá tratar con libertad la zona afectada.
  • Haz tu tarea. La terapia física no termina cuando sales de la clínica. Los ejercicios y recomendaciones que te dé el terapeuta para hacer en casa, son tan importantes como las sesiones de terapia en sí. Si deseas alcanzar el éxito en el tratamiento, debes aplicar constancia y compromiso.
  • Comunícate. Si tienes dudas sobre los ejercicios o si sientes dolor, pregunta al especialista. Es importante que puedas entender qué estás haciendo y por qué es relevante en tu proceso de recuperación.

La terapia física es un viaje de empoderamiento. Es una inversión en tu salud a largo plazo que te enseña a escuchar a tu cuerpo, a respetarlo y a trabajar con él para vivir una vida más activa y sin dolor, porque te ayuda a reconectar con tu cuerpo y a recuperar tu capacidad funcional.

No subestimes el poder de la prevención y la intervención temprana. El cuerpo te da señales: escúchalo. El reposo es importante, pero el movimiento es vital. Y recuerda que tu cuerpo tiene la capacidad de sanar y readaptarse, siempre y cuando le des las herramientas y la guía adecuadas.

 

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