Los bloqueos interfasciales han emergido como una técnica fundamental en la cirugÃa moderna, revolucionando el manejo del dolor postoperatorio, mejorando significativamente la recuperación del paciente y, por ende, su calidad de vida luego de una cirugÃa. Al depositar anestésico local entre planos fasciales especÃficos guiados por ultrasonido, se logra un bloqueo selectivo de los nervios periféricos responsables de la transmisión del dolor en el sitio quirúrgico, brindando al paciente, una serie de beneficios, entre los que destacan los siguientes.
Alivio significativo del dolor
Los bloqueos interfasciales consisten en una técnica basada en la administración de anestésico local entre las capas de tejido fascial, lo que permite bloquear selectivamente los nervios periféricos responsables de transmitir la sensación de dolor desde la zona quirúrgica. Al dirigirse especÃficamente a estos nervios, se minimiza el bloqueo de otras estructuras, lo que, de acuerdo con Hebbard (2017), se traduce en una reducción notable del dolor con menos efectos secundarios sistémicos en comparación con los analgésicos tradicionales, especialmente los opioides.
La efectividad de los bloqueos interfasciales radica en su capacidad para interrumpir la vÃa del dolor en su origen, antes de que la señal llegue al sistema nervioso central. Esto no solo disminuye la intensidad del dolor percibido por el paciente, sino que también reduce la necesidad de recurrir a altas dosis de analgésicos sistémicos. Como resultado, los pacientes experimentan menos náuseas, vómitos, somnolencia y otros efectos adversos asociados con los opioides, lo que facilita una recuperación más cómoda y una movilización temprana crucial para prevenir complicaciones postoperatorias.
Menor necesidad de analgésicos opioides
Chin et al. (2016), afirman que los bloqueos interfasciales desempeñan un papel crucial en la reducción del uso de analgésicos opioides en el manejo del dolor postoperatorio. Al bloquear selectivamente los nervios periféricos que transmiten la sensación dolorosa desde el sitio quirúrgico, estas técnicas disminuyen significativamente la intensidad del dolor percibido por el paciente. Esta reducción del dolor basal permite que los pacientes requieran dosis menores de opioides para alcanzar un nivel de confort aceptable, o incluso que puedan manejarse con analgésicos no opioides.
La disminución en la demanda de opioides se traduce en una menor incidencia de complicaciones asociadas a estos fármacos, como náuseas, vómitos, estreñimiento, sedación excesiva y el riesgo de depresión respiratoria, lo que contribuye a una recuperación más segura y confortable para el paciente. Al reducir la dependencia de los opioides para el control del dolor postoperatorio, y disminuir la incidencia de efectos adversos relacionados con estos fármacos, el paciente va a disfrutar de una mejor calidad general de atención postquirúrgica, facilitando una movilización temprana y una recuperación más eficiente.
Recuperación más rápida
Los bloqueos interfasciales, según Bugada (2016), también contribuyen significativamente a una recuperación postoperatoria más rápida al abordar de manera efectiva el dolor, uno de los principales obstáculos para la rehabilitación temprana. Al proporcionar un alivio analgésico selectivo y potente en el sitio quirúrgico, estas técnicas permiten a los pacientes experimentar menos dolor durante el perÃodo inmediato posterior a la cirugÃa. Esta reducción del dolor facilita una movilización temprana, un aspecto crucial para prevenir complicaciones como la rigidez articular, la trombosis venosa profunda y la atelectasia pulmonar.
Al minimizar el uso de analgésicos opioides, los pacientes se sienten más alerta, con menos molestias gastrointestinales y más dispuestos a participar en terapias fÃsicas y otras actividades que promueven la recuperación.
Una mejor gestión del dolor postoperatorio se traduce en una estancia hospitalaria potencialmente más corta, una reincorporación más temprana a las actividades diarias y una mayor satisfacción del paciente con todo el proceso quirúrgico. Al facilitar una movilización precoz y reducir los efectos secundarios de los analgésicos sistémicos, los bloqueos interfasciales se convierten en una herramienta valiosa para acelerar el camino hacia la recuperación completa.
Estancia hospitalaria más corta
Los bloqueos interfasciales contribuyen a una estancia hospitalaria más corta al optimizar el manejo del dolor postoperatorio y facilitar una recuperación temprana. Carney et al. (2010), indican que al proporcionar un alivio analgésico efectivo y selectivo en la zona quirúrgica, estas técnicas permiten a los pacientes alcanzar un nivel de confort adecuado con una menor dependencia de analgésicos opioides, y la disminución de efectos secundarios como náuseas, vómitos, sedación prolongada y estreñimiento, los cuales a menudo prolongan la hospitalización.
Un mejor control del dolor permite a los pacientes participar activamente en la fisioterapia y retomar sus actividades diarias antes, lo que a su vez acelera su recuperación funcional y reduce el riesgo de complicaciones asociadas a la inmovilidad prolongada, como trombosis venosa profunda y atelectasia. Al sentirse más cómodos y capaces de moverse, los pacientes alcanzan los criterios de alta hospitalaria de manera más rápida.
Una estancia postoperatoria más corta no solo mejora la experiencia del paciente al permitirle regresar a su hogar y a sus actividades cotidianas antes, sino que también libera camas hospitalarias para otros pacientes que las necesiten, contribuyendo a una gestión más eficiente de la capacidad hospitalaria local.
Mayor comodidad y bienestar
Los bloqueos interfasciales mejoran significativamente la comodidad y el bienestar del paciente en el periodo postoperatorio al proporcionar un alivio del dolor más efectivo y con menos efectos secundarios. Al bloquear selectivamente los nervios responsables de transmitir el dolor desde la zona quirúrgica, estas técnicas permiten a los pacientes experimentar una notable disminución de las molestias. Kehlet & Dahl, (2003), indican que, esta reducción del dolor basal se traduce en una mayor sensación de confort y tranquilidad, lo que facilita el descanso y el sueño reparador, elementos cruciales para una recuperación óptima.
Al ofrecer un alivio del dolor más eficaz y reducir los efectos secundarios debilitantes de los analgésicos tradicionales, se promueve una mayor comodidad y bienestar general. Esto no solo mejora la satisfacción del paciente con la atención recibida, sino que también contribuye a una actitud más positiva hacia la recuperación, facilitando su progreso y retorno a sus actividades cotidianas.
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Fuentes:
- Bugada, D., Allegri, M., Napolitano, F., Fanelli, G., & Borghi, B. (2016). Ultrasound-guided regional anesthesia in the elderly. BioMed Research International, 2016, 6271351.
- Carney, J., Finnerty, O., Rauf, J., Bergin, P., Laffey, J. G., & Mc Donnell, J. G. (2010). Transversus abdominis plane block reduces postoperative opioid requirements but has no effect on pain intensity in patients undergoing elective colorectal surgery: a randomised, controlled trial. Regional Anesthesia and Pain Medicine, 35(3), 301-305.
- Chin, K. J., McDonnell, J. G., Carvalho, B., Sharkey, A., Pawa, A., & Gadsden, J. (2016). Evidence-based analysis of the effectiveness of ultrasound-guided transversus abdominis plane block for postoperative analgesia. Regional Anesthesia and Pain Medicine, 41(1), 3-18.
- Hebbard, P. (2017). Practical ultrasound for regional anesthesia. Cambridge University Press.
- Kehlet, H., & Dahl, J. B. (2003). Anaesthesia, surgery, and challenges in postoperative pain management. The Lancet, 362(9399), 1921-1928.